jueves, 6 de noviembre de 2008

Investigacion Aguatinta



Pablo Picasso ( 1881-1973).
Sueño y mentira de Franco.
Aguafuerte y aguatinta al azúcar
8 de enero de 1937.
Medidas: imagen 31 x 42 cm, papel: 38.4 x 57 cm.




Max Ernst (1891-1976).
Oiseau (Pájaro).
Aguafuerte y aguatinta, 1949-1950.


Mary Cassatt (1845-1926) .
Afternoon Tea Party.
Punta seca y aguatinta color, 1890-1891

Pablo Picasso (1881-1973).

Sculpteur travaillant à un buste de Femme II (Escultor trabajamdo un busto de mujer II). Aguatinta y aguafuerte, 1965.
Medidas: imagen 39 x 28 cm, papel 54,2 x 41 cm.

Camille Pissarro (1830-19039).
Le Marché aux Legumes à Pontoise.
Mercado de verduras en Pontoise.
Aguafuerte y aguatinta, 1891.


Francisco Goya (1746-1828).

El coloso. Aguatinta bruñida.

Entre 1810 y 1818.

Medidas: 28,50 x 21 cm. Biblioteca Nacional, Madrid.

Henri Matisse (1869-1954).
Marie-Jose en robe jaune.
Aguatinta a color, 1950


Georges Braque (1882-1963).

Migration.

Aguafuerte y aguatinta, 1962.

Salvador Dali (1904-1989).
Combat de Cavaliers (Combate de caballeros).
Aguafuerte y aguatinta en dos colores, 1971.




Agua tinta (del latín Agua -agua- y Tinta -teñida-)



Los grabados al aguatinta surgen en el siglo XVIII, por el empeño de los artistas de recrear en los grabados el efecto de las acuarelas y de los dibujos a la aguada. El aguatinta es un proceso de grabado en hueco, similar al aguafuerte, que produce una estampa con un aspecto totalmente distinto. Se exponen a la acción del ácido amplios segmentos de la lámina, creando zonas tonales más que líneas. Para crear un grabado al aguatinta, se rocían con resina ciertas zonas de la lámina y se calienta ésta para que la resina quede adherida. A continuación se sumerge la lámina en un ácido suave que disuelve la superficie en las zonas que no están cubiertas por la resina. Si el artista quiere que, una vez terminado el grabado a la aguatinta, algunas zonas queden más oscuras que otras, expondrá éstas a una acción más prolongada del ácido que acabará picándolas y así retendrán mejor la tinta. El método de la aguatinta resulta difícil de controlar y suele ser utilizado en combinación con las técnicas del grabado al aguafuerte y del grabado a punta seca.


Es la técnica que mejores resultados produce cuando se desea lograr valores planos en los grabados, por ejemplo, distintas tonalidades de gris, o un negro muy profundo. El procedimiento más común consiste en distribuir uniformemente una pequeña capa de finísimo polvo de resina sobre la superficie de una plancha de metal haciendo pasar por un tamiz fino resina común, copas, almáciga y sandáraca o una oleorresina como la pez de Borgoña y hasta el asfalto o betún de Judea. Se calienta el reverso de la plancha para que se reblandezca y adhiera la resina. En cuanto se vea que el tono mate de ésta se transforma en brillante, se retira del fuego. Entonces se reservan con barniz aquellas zonas que deben conservarse blancas en la estampa y se procede al grabado mediante el ácido conveniente; éste actúa, en los intersticios de las partículas de resina de cuya cantidad y distribución dependerá la mayor o menor intensidad o profundidad de la corrosión para lograr de este modo distintos matices de medias tintas.
El graneado con resina puede repetirse varias veces en la misma plancha, empleando distintos grosores de la misma, para variar los efectos, ya que cuanto más grandes son las partículas, mayores son los espacios que las separan y por lo tanto los puntos que en el metal se graban.
En el aguatinta puede aplicarse el uso del lápiz graso o el sistema a la pluma.

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